Al hilo de la entrada publicada por mi amigo en su blog "Amargura y Silencio", saco el tema de la música en la pasada Semana Santa.
Expongo mi opinión particular, sin taparme y hablando claramente.
Dejando de una parte las bandas "de palio", que parece ser cada vez va abundando más el sacar viejas partituras de marchas que sin motivo estaban en el olvido y aportan mucho a la Semana Santa; me centro más ahora en las bandas "de Cristo".
No soy viejo, ni creo tener una amplia experiencia en Cofradías fruto de los años; pero yo siempre, al referirme a las bandas de Cristo, lo hacía separando Agrupación Musical de Cornetas y Tambores. Hoy no sé a qué me refiero cuando veo a la mayoría de bandas de cornetas y tambores que, quitando a La Centuria Macarena, son casi Agrupaciones Musicales. No es demérito ser Agrupación Musical, ni mucho menos, pero que se autodefinan como tal y NO ENGAÑEN.
Recuerdo cuando Las Cigarreras sacó la marcha "Y tú, Estrella", creo que ahí comenzó la era que vivimos actualmente. Creo que ese hecho supuso la apertura de nuevas formas, nuevos sonidos y nuevas composiciones que conjugaban solos de cornetas, palillera en tambores, toques de bombo y acordes graves de cornetas. De ahí a nuestros días.
Recuerdo también cuando "Silencio Blanco" era una "innovación temible" el primer año que salió la Banda de las Tres Caídas en la Amargura.
Hay bandas que se han hecho de un coto privado inaccesible, donde impera el criterio de la banda al de la propia Hermandad. Esto es de locos, inconcebible. De todos es sabido el hecho de que algunas bandas busquen el protagonismo, aunque lo nieguen públicamente. Las cosas que este año le hemos escuchado a la semi-agrupación de las Tres Caídas no hay por donde cogerlas (y me refiero a ésta por ser la de más calidad musical, junto con Las Cigarreras, que he escuchado en esta Semana Santa, diferenciando calidad musical con el tipo de composición que se toque). El caso es que no le debemos achacar tal despropósito a la propia banda, sino a las Hermandades que se lo han permitido que, lejos de buscar el mayor decoro y gusto, han dejado en manos de ciertos soplapitos este abuso desmedido de chabacanería.
Yo soy cofrade porque lo que he visto desde que nací me ha encantado. Eso se está perdiendo si casi no se ha perdido. Mañana habrá cofrades también, que les gusta lo que hoy ve; pero me tapo los ojos al pensar qué tipo de Kofrades fomentamos con éste mal gusto. No digo que no se innove, pero con el buen gusto y calidad que la Semana Santa de Sevilla merece.
Lo peor de esto no es que nos guste más o menos, lo verdaderamente lamentable es ver la cara que pone un korneta cuando le pedimos que toque "Cristo del Amor" o "Evocación".