Hace un año.
Un año del día que conmocionó a Sevilla, España, y el mundo del fútbol.
Fueron días amargos, muy amargos.
Retumbó el suelo de Sevilla cuando cayó desplomado, y decía Jesús Alvarado en su blog: "Se levantó. Se puso de pie. Maldijo su mala suerte. Recogió la ovación de su gente y se metió para dentro en busca de una vida dicen que mejor. (...) Y con esos benditos cojones, maldita sea, Antonio se reveló contra su fatal destino y no permitió que la estampa que nos quedase de él fuera su cuerpo inerte en la hierba de Nervión.
Había que levantarse y se levantó.
Hay que levantarse y nos levantaremos."
Fueron días amargos, muy amargos.
Retumbó el suelo de Sevilla cuando cayó desplomado, y decía Jesús Alvarado en su blog: "Se levantó. Se puso de pie. Maldijo su mala suerte. Recogió la ovación de su gente y se metió para dentro en busca de una vida dicen que mejor. (...) Y con esos benditos cojones, maldita sea, Antonio se reveló contra su fatal destino y no permitió que la estampa que nos quedase de él fuera su cuerpo inerte en la hierba de Nervión.
Había que levantarse y se levantó.
Hay que levantarse y nos levantaremos."
Antonio Puerta, sin quererlo, sin saberlo, movió los cimientos del fútbol .
No hay comentarios:
Publicar un comentario