El nuevo Laredo

Con alegría nos despertamos hoy debido a la noticia de la apertura del Bar Laredo. Y esto no sólo por la recuperación del antiguo establecimiento; dignísima por cierto, como no podia ser menos por parte de sus nuevos propietarios; sino por la estética nueva que se le da a la plaza de San Francisco. La incorporación de veladores a este enclave no puede ser más que aplaudida, y razones no nos faltan: incorporamos a Sevilla el disfrute que otras ciudades importantes mantienen y la nuestra perdió hace muchos años, como es el café o la cerveza en el enclave por antonomasia de la ciudad -ese que tantos viajeros siempre comentan como el café o la cerveza más caros de sus estancias-; por otro lado convertimos la plaza en ese estar y no pasar, en saborear cada rincón, cada ladrillo, cada fachada y el decorado total de la Giralda, cuando estemos reposando nuestros paseos; y la razón definitiva, esa que Robles ha conseguido -y mira que se le han puesto trabas- y ni Monteseirín, ni el Torrijos de los..., ni el espantado Lolo Silva, ni el Gomez de Celis, etc. han sido capaces de alcanzar como es hacer de Sevilla la ciudad de las personas. Es la cultura la que a unos los hace ricos y a otros pobres, si no fijáos lo que dice en Diario de Sevilla Juan Robles: “Hay quien confunde el glamour con la ostentación. Es lo que te puedes encontrar en cualquier lugar del centro de Praga, Viena o Venecia. Le hemos devuelto a Sevilla una esquina fundamental en un momento en el que todo el mundo huye despavorido del centro. Con lo que nos ha costado, podíamos comprar un cortijo en Carmona y dar bodas a diestro y siniestro”. Era muy fácil, Robles lo ha conseguido en esa porción de la ciudad, todos deberíamos seguir el ejemplo. Enhorabuena Caballero.

Foto: Diario de Sevilla.