miércoles, 19 de noviembre de 2008

Otro Noviembre


Dormir en los brazos de la Madre, volver a ser niños, recordar los olores de la infancia, copa de cisco y alhucema, cumpleaños, acostarse viendo libros de cofradías, soñar con ilusiones de mayores, adormilarse con el susurro de las notas de Font de Anta, impacientarse cada semana con la llegada de Su Sabatina, oler la cera de un cirio, vestir corbatita y pantalón corto por manos de santa, peinarse muy a la raya, bajar con el abrigo loden, colocarse la medalla que llega hasta la cintura, jugar con ella, meterse en el coche, oler a colonia, pasar por calles que hoy son impensables en coche, llegar a Su Iglesia, oler a San Juan de la Palma, resbalar los pies en el pulido suelo, ver la vitrina de las fotos, oler a incienso, ver rostros conocidos, oír a Antonio el capiller, sentirse en casa, ver el tremendo Silencio en la capilla lateral, ir al altar, contemplar el decorado, acercarse, llegar a Sus pies, levantar la cabeza, ver Sus ojos, sentirla, ser alzados en brazos, besarla, admirarla, amarla, soñar despierto y saber que siempre, siempre, la vamos a tener ahí, echar un duro en la bandeja, recibir esta estampa, guarlarla con mimo para tenerla hasta hoy; y no comprender, y no llegar a imaginar, y no poder soñar que tú cambiarás, y Ella no, irás con cirio, irás con pértiga, irás con costal bajo Ella, irás de diputado, irás de mil formas distintas, y Ella igual. Tendrás amigos, reirás, llorarás, tendrás una novia, luego –quizás- otra, te casarás, tendrás hijos… y Ella, igual. Para querernos, para quererla. Otro Noviembre en San Juan de la Palma.


1 comentario:

Javier Macías dijo...

Precioso artículo Antonio. Enhorabuena.