Las vueltas que uno le da (I)

Parece que a la gente en general, y al mundo cofrade en particular, le gusta debatir y entablar pareceres sobre cada uno de los matices de nuestra Semana Santa. Esto daría para un número infinito de líneas y argumentos sobre la opinión de cada uno de nosotros. Cada sevillano tiene una Semana Santa, y una forma de vivirla y sentirla, y si ya de por sí la Semana Mayor es inagotable en sus detalles, cómo no lo será si cada uno lleva consigo una distinta.
Hemos puesto, días atras, la entrada sobre el Quinario del Señor del Silencio, y algunos habéis opinado. A mí me gusta eso. Me gusta ver distintas opiniones y ser abierto con cada una de ellas. Pues bien, llevo unos días dándole vueltas a la cabeza sobre un asunto que ya se está poniendo manido, como muchas cosas en el ámbito cofrade, que no es otro que la hora, tan desastrosamente tarde algunos años, en la que hace su entrada la cofradía del Museo. Y pensaba al mismo tiempo, -y teniendo que revisar varias veces uno de los vídeos de cofradías que tengo en mi casa-, que si para dar la vuelta a la esquina de Alemanes con Hernando Colón la Virgen de las Aguas tarda 9:30 minutos, si en el andén usa más de esos, y el número de calles totales del recorrido de vuelta del Museo son 6…
Si, además, hace dos años me planté con mi mujer (que ya es mérito) a ver esta gran cofradía del Lunes Santo en la calle Hernando Colón y pasó en 1 hora y 20 minutos, teniendo incluso que adelantarnos para buscar a la Virgen porque ya para ella era el remate del Lunes, cayéndoseme por completo el argumento previo de que “esta cofradía va ordenada y a buen ritmo, vamos a verla”…
Pues díganme en qué me equivoco antes de echar mano de aquella frase de nuestro recordado hermano Antonio Ortiz Díaz que, a sus más de ochenta años de cofrade, exclamaba con pesar: “Cada día que pasa entiendo menos de Cofradías”.

Fotografía de Joaquín Gómez.